El auge y la caída del satanismo
Ritos satánicos practicados en oscuros sótanos por sacerdotes en
túnicas negras, rezos salmodiados ante víctimas atadas sobre un altar y velas
cuya llama vacilante refleja sombras misteriosas en las paredes forman parte del
culto que rinden a su dios: Satanás. Los jóvenes que realizan este viaje hacia
lo oculto comparten el conocimiento secreto de algún misterio con un tinte de
carácter sobrenatural y disfrutan del estremecimiento y la emoción que
impregnan el ambiente. Se acercan al altar con una extraña sensación de
exclusividad que solo ellos poseen. ¿Se trata de una novedad pasajera e
inofensiva, o de algo maligno y demoníaco que invade a la sociedad actual?
MUCHO se ha escrito en periódicos, revistas y libros sobre los
espeluznantes actos cometidos por sectas satánicas. La televisión y la radio
estatales han hecho públicos algunos detalles de las prácticas extendidas de
los violentos grupos satánicos. Estas se han convertido en un serio problema
para la policía de las ciudades grandes y pequeñas de Estados Unidos, Canadá y
Europa.
El satanismo atrae en especial a los jóvenes. El fundador de la
Iglesia de Satanás explica la razón en un reportaje de la revista ’Teen
de junio de 1993: “En lugar de mandar a los adeptos que repriman sus
impulsos naturales, les enseñamos que se dejen llevar por ellos. Dichos
impulsos abarcan el apetito sexual, el deseo de venganza y el afán de
posesiones materiales”.
¡Cuánto debe complacer a Satanás esta ideología de inspiración
diabólica que va en contra de los principios cristianos inspirados por Dios!
El satanismo está en alza. Constituye una amenaza creciente,
pero su fin está próximo. Su dios está sentenciado a muerte, lo mismo que el
mundo y sus apoyadores, pues “el mundo entero yace en el poder del inicuo”. (1 Juan
5:19; Romanos 6:16.) Respecto a
los adoradores de Satanás y a todos aquellos que consciente o inconscientemente
colaboran en sus propósitos, Jehová ha prometido: “El Dios que da paz aplastará
a Satanás bajo los pies de ustedes en breve”. (Romanos 16:20.)
¿Qué les vendrá a los que hoy sufren de parte del “Dios que da
paz”? Los tres artículos siguientes pondrán de manifiesto el auge y la caída
del satanismo, así como las condiciones terrestres que lo reemplazarán.